Podría decirse que entramos como unos caballos, nos
ilusionamos y nos entusiasmamos. Estábamos atónitos por lo que iba a suceder.
¿Qué nos dijeron que iba a pasar? “En mil días el Riachuelo estará limpio, sin
ninguna contaminación”. Así nos engañó María Julia Alsogaray allá por 1993.
Actualmente los vecinos siguen padeciendo del pésimo estado
de la cuenca Matanza – Riachuelo, a tal punto que muchos de los habitantes de
las costas padecen cáncer. Si, leyó bien, los humildes que no tienen lugar para
ir a vivir pagan su situación económica con enfermedades mortales.
En 2004 (11 años después de la promesa incumplida) un grupo
de vecinos demandó al Estado Nacional y a 44 empresas por daños y perjuicios
generados por la contaminación. Dos años más tarde La Corte Suprema, intimó a
los demandados a que presenten un plan de saneamiento.
Ya en 2008, La Corte, en un fallo histórico, ordenó al Estado
sanear el Riachuelo y encomendó a Green Peace y otras ONG controlar el plan que
debería presentarse.
Actualmente, 3 años después (fijarse la velocidad de la
justicia), hubo leves mejorías, ya que marcas como Nike, Adidas, Puma, Grimoldi
y Sarkany adoptaron la medida de “cero vertido”. Esta decisión consta de no
arrojar contaminación, u obligar a sus proveedores a no tirar desechos tóxicos.
Vale aclarar que la principal fuente de contaminación son
los vertidos cloacales e industriales, entre los cuales hay metales pesados
como el plomo, mercurio o zinc que ponen en peligro la salud de los vecinos.
Se estima que en las zonas linderas al Riachuelo habitan más
de 6 millones de personas, y hay más de 30 villas de emergencias. Desde Rumbos
pedimos justicia, sinceridad y velocidad para actuar, no es justo que los más
humildes paguen con tumores las botas de Ricky Sarkany que sólo unos pocos
pueden comprar.
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